Que Dios te bendiga

Y Arturo falleció, sin ninguna ultima palabra o un ultimo suspiro, simplemente en un instante dejo de existir, dejando en ese momento a una hermana llorando desconsolada y una gran culpa por no poder estar mas tiempo con el mientras sufría, ya eran años donde el cuerpo de Arturo le estaba cobrando factura después de tantos descuidos, una dieta basada en su mayoría en cigarros, refresco, carne sin mencionar un carácter lleno de amargura que ha menudo fue causa de distanciamiento entre la gente mas cercana a el

Que se haya ido es una bendición, sin poder comer, sin poder levantarse por si solo de la cama, sin dinero y en soledad, eso no es vivir como alguna vez me llego a comentar, y fue una de las pocas veces en las cuales estuve totalmente de acuerdo con el 

Al entrar a su cuarto, donde están los muebles que tanto cuido, viendo la ropa y el uniforme de trabajo que jamas volverá a usar, las fotos colgadas de mi hermana que quiso como a una hija, no pude evitar llorar la ausencia de mi tío, después de todo, el fue quien nos cuido un par de años cuando mi madre tenia que trabajar en las madrugadas; entre sus cosas hay un reconocimiento en forma de placa que dice algo así: felicidades por 18 años de esfuerzo, dedicación, puntualidad y servicio, el día que se la entregaron recuerdo que estaba feliz y orgulloso, si mal no recuerdo, hasta le dieron un día adicional de descanso esa misma semana . . .

Cuando me salí de mi empleo para perseguir mis metas en la vida, comencé a tener miedo a fracasar, a que dirá la gente, a no tener dinero para comer, miedo a la incertidumbre, etc, etc., hoy tengo miedo de no tener el suficiente coraje para continuar por el camino que he elegido para vivir de la manera en que yo deseo, esa placa de reconocimiento me reafirmo que debo de tener cuidado al poner en la balanza el falso sentir de la seguridad en contra de la verdadera libertad en mi vida

La ultima vez que lo vi, antes de despedirme le dije: tío, si no lo vuelvo a ver con vida, salude de mi parte a Liliana, dígale que estoy bien. Lo ultimo que me dijo a mi con la poca energía que le quedaba fue: cuídate mucho Hugo, que Dios te bendiga . . .